lunes, 25 de abril de 2016

Blog en Stand by... Escribiendo ando

Escribir una novela no es solo sentarse y escribir en el ordenador, no, no. Es documentarse, leer y leer, buscar información, hablar con unos, con otros, apuntar ideas, organizar la historia mentalmente, hacer esquemas en libretas… Y luego, después de todo eso, escribir, escribir para borrar y volver a escribir. Y en eso estamos, queridos lectores o querida persona que ha caído en este blog por casualidad. Un proceso entretenido y complejo que te regala pocas horas de relax al día. Bueno, pocas horas sin más. Así que por el momento, no actualizaré el blog. No lo cierro ni mucho menos, solo lo dejo un poquito en stand by hasta que mi cabeza loca pueda con todo.

Podéis leerme en las redes sociales: Facebook, Instagram y Twitter (ahí a la derecha de esta página tenéis los links). Las actualizo casi a diario con mis tonterías varias y reflexiones para no dormir ;) Y como no, si aún no has leído mi primera novela 'El Séptimo punto de Selleck', te invito a que lo hagas. En la pestaña "Novela" tienes toda la información. Mientras tanto, voy a dejar que una nueva historia me envuelva, que los personajes me guíen… Para que tú, luego, puedas sentirlos a través de mis letras.

Mil gracias.


Un besazo.


jueves, 31 de marzo de 2016

Ruinas


La gente que aparenta me parece tan patética, tan payasos de circo sin fieras, que no sé si me provocan lástima o risa o las dos cosas. Lo del aparentar sin mirar atrás es una moda, nada pasajera, que se instaló en este país fantasmón hace años. Se instaló para quedarse. Hambre de arrogancia y codicia, imagino. Aparentar una relación perfecta que solo existe en una foto estática, un statu sin quo o un nivel de vida que les permite vivir en distintos escenarios una gran mentira.

También imagino que lo más enrevesado para esas personas que se nutren del 'qué dirán' es potenciar una imagen que no existe, luchar contra los elementos, pelear con la realidad que les asfixia. Qué lastima. Hay caretas que se pegan a la piel y disfraces que se convierten en uniformes. Actúan, puro teatro, sin llegar a percatarse que solo ellos se alimentan por gotero de sus ruinas de color de rosa. 

Los años me han enseñado que la vida da tantas vueltas como esquinas hay en mi barrio. Los años me han enseñado que las personas que enseñan de verdad no van disfrazadas. Así que, sí, me río de l@s que aparentan y miran por encima del hombro, de los que hablan de la vida como si alguna vez hubieran vivido, de l@s que intentan marcar la diferencia con marcas que desmarcan. No me impresionáis, catet@s.
……………………………………………

PD.1. Reivindicando ando.
PD.2. El postureo… que me pone nerviosa.


domingo, 6 de marzo de 2016

Con pasión

Hay palabras que suenan a Txaikovski y otras que son ruido infernal. Sí, las hay que se las lleva el viento y otras que te acarician la cara con aires renovados. O las que se compran en un Todo a 100 con ansias de conquistar un Todo Incluido que no está al alcance. Hay palabras que suenan a folletín de cuarta regional, que desvisten las ganas y te matan de frío. Sí, también hay palabras que suenan igual pero significan lo contrario. Con algunas personas pasa lo mismo: parecen, pero no son.

Y en el fondo, nunca es la palabra, sino la boca que la pronuncia la que ensalza o desvirtúa su valor.

Compasión, no. Con pasión, sí.



lunes, 15 de febrero de 2016

A veces, el amor

El amor es lo que tiene, que a veces te baila el hambre, la risa y el agua; y a
veces… a veces, no. Y en el primer a veces es todo tan, tan. Tan creerte la reina de la pista y de los mares. Tan sentirte una maldita diosa, la más diva del barrio y parte de la galaxia aunque el despertador siga sonando a las seis de la mañana. El amor es tan, tan… que no sabes cómo ha pasado, pero que no deje de pasar, que no pasen los minutos, que se detenga el puñetero reloj en ese abrazo que te ha hecho volver a creer y te ha dado cuerda. Sí, porque el amor da cuerda y la rutina ya no parece tan ruin ni tan ruina ni tan mierda. Y puedes pensar en voz alta y desnudarte en voz alta y querer en voz alta. Porque el amor te hace crecer y te sientes más alta y más guapa y más, más, de muchas cosas que habías olvidado en un cajón, entre los recuerdos y los tangas bonitos y las miserias del día a día. A veces pasa el amor y te crecen alas y te vas lejos, a cualquier hora… Y la existencia te parece preciosa y posible sin necesidad de leer citas de Coelho.

Creo que todo el mundo, al menos una vez en la vida, debería vivir un amor de escándalo, de esos que te cortan la respiración y juegan con ella presentes inolvidables y sueños imposibles, de los que le dan sentido a la palabra complicidad y a las miradas que traducen instantes. Un amor de esos que se conjugan con la locura del momento y las risas del después; de los que te hacen querer y quererte más: con y sin ropa, con y sin miedos. Un amor digno de ser recordado, incluso escrito…

sábado, 6 de febrero de 2016

Esto también pasará

Prométeme que este dolor pasará… Susurra, porque está cansada para gritar. Y llora, porque el dolor y la traición a veces se destilan por los ojos. Y llora, porque piensa que su mundo se ha suicidado hasta un pozo profundo y angosto. Sé lo que siente porque un día yo también visité ese lugar. Es lo que tiene ser una viajera incansable.

Te lo prometo. Pasará. Te lo digo yo, que toqué fondo antes que puerto y bebí agua de mar antes que tequila con sal. Pasará, pero mientras pase, seguirás preguntándote cada noche qué hiciste mal y cómo pudiste malinterpretar cada te quiero susurrado. Repasarás mentalmente aquella maldita felicidad que te hacía vivir a tres metros sobre el cielo. No te tortures, de verdad, que la felicidad duele en el pecho si solo es un recuerdo. Y no les cojas demasiado cariño a los recuerdos, que son muy cabrones y vienen disfrazados de nostalgias.

Pasará. Y no de largo. No sin cambiarte. No sin enseñarte. De algo tiene que servirte besar el suelo y no mirar el cielo durante una temporada. ¿Sabes qué te enseña el dolor? A crecer, esto de crecer es que siempre te coge por sorpresa. Te enseña a resoplar y a mostrarte que aún te queda aire dentro. Y te enseña a desconfiar para luego volver a creer, en ti y en los demás, y en el amor a fuego lento. Y aprendes a recomponerte como un jodido puzzle de un millón de piezas. Y sí, te enseña que el suelo está demasiado frío y demasiado oscuro y demasiado todo. Un todo que no gusta. El dolor pasará. No sin enseñarte que tu corazón siempre le quedará grande a algunos chaqueteros que no abrigan. No sin enseñarte que tu dedo corazón puede ser la respuesta a todas las preguntas.

¿Y querías perderte esta lección vital? Pasará, corazón, pasará. Y le diremos adiós con un Chardonnay en la mano y una sonrisa en la cara, amiga.